Hace ya muchos años que me entretengo viendo vídeos y recetas de
blogueros cocineros de todo el mundo y, me he dado cuenta de que en bastantes
países anglosajones utilizan, de forma generalizada, la misma técnica para
elaborar cualquier tipo de bizcocho: la de las masas batidas pesadas. Es decir,
que no dan volumen a los huevos, como cuando elaboramos masas batidas ligeras,
sino que baten la mantequilla con el azúcar, sin importar los ingredientes, su
cantidad, ni el destino del bizcocho: ya sea para comerlo directamente, para
preparar una tarta, para hacer cupcakes, etc. Y me he preguntado: ¿Afecta
la técnica que utilicemos para elaborar un bizcocho a su resultado?.
Dos bizcochos iguales, dos técnicas distintas... ¿cuál será el resultado? |
Cuando estaba estudiando repostería, un día que andábamos
preparando distintos bizcochos, me tocó elaborar uno del que ya conocía la
receta, aunque usaba una técnica distinta. Le comenté a mi profesora que yo
hacía esa misma masa pero levantando los huevos. Ella me contestó que para esa
receta no era necesario porque cómo incluía mucha mantequilla, el peso de ésta
bajaba el volumen de la masa. En su momento me pareció una respuesta lógica,
pero hoy quiero comprobarlo por mi misma.
Para intentar dar respuesta a estas
preguntas, me he puesto manos a la obra con un "experimento". He
cocido dos bizcochos 4 cuartos, ambos exactamente iguales en ingredientes, pero
cada uno elaborado usando una técnica distinta. Además, me he decidido por esta
receta porque contiene mucha cantidad de mantequilla, y así poder comprobar si
su peso produce la supuesta reducción en el volumen de la masa batida.
La primera técnica que he utilizado es la
que usan casi siempre en el mundo anglosajón: la de las masas batidas pesadas. Podéis encontrar una explicación detallada de esta técnica, con fotografias paso a paso, aquí. En este caso, se comienza batiendo la mantequilla junto con el azúcar hasta que
se blanquea, después se añaden los huevos de uno en uno y finalmente la harina
tamizada. Como podéis ver en la foto, la masa resultante es bastante densa y
compacta. Para comprobar el volumen de la misma, utilicé una regla para medir
la distancia hasta el borde del molde. Después de hornearlo, volví a medir para
comprobar cuanto había crecido.
El segundo bizcocho lo elaboré como si fuese una masa batida
ligera. Es decir, se desclaran los huevos, se montan las claras y se cierran
con parte del azúcar. Se montan las yemas con el resto del azúcar, a las que se
añaden la harina tamizada y la mantequilla derretida fría. Finalmente, se
integran las claras montadas. También podéis encontrar una entrada sobre esta técnica, con fotografías de cada paso, aquí. El resultado es una masa mucho más porosa que la
anterior. También comprobé su volumen, midiendo la distancia al molde, antes y
después de cocerlo.
Los resultados son los siguientes:
- Volumen - La primera masa es más compacta y ocupa menos molde. La segunda masa, elaborada dando volumen a los huevos, es más voluminosa.
- Cocción - Los tiempos de cocción fueron prácticamente iguales, la masa pesada tardó un poco más, pero no considero que sea apreciable.
- Crecimiento - Ambas masas crecieron por igual, más o menos 1 cm en el lateral. La masa pesada formó una cresta y la ligera creció más homogéneamente. Esto también puede ser por el calor, aunque ambas se cocieron con el horno bien precalentado, a la misma altura y posición.
Según se mira: A la izquierda, bizcocho elaborado con técnica para masas pesadas; a la derecha, bizcocho ligero. |
Estos datos pueden ser poco relevantes, hay diferencias, pero no
son significativas. Sin embargo, la verdadera respuesta a tantas preguntas se
encuentra en el interior de los bizcochos. Ya sólo al tocarlos y partirlos se
observa cómo su estructura es completamente distinta.
El primer bizcocho, elaborado batiendo la mantequilla, a la
izquierda en la fotografía, es mucho más compacto y denso. Al cortarlo con un
cuchillo de sierra, prácticamente no se desmiga. Y su textura en boca es muy
prieta. Puede ser un buen bizcocho para consumir directamente, pero me parece
demasiado apelmazado para una tarta.
El segundo bizcocho, elaborado batiendo los huevos desclarados, a
la derecha en la fotografía, es muchísimo más ligero. La masa no se ha visto
afectada para nada por la gran cantidad de mantequilla. Al partirlo se desmiga,
es muy alveolado y con una textura muy liviana que se deshace gustosamente en
la boca. Es el bizcocho perfecto para usar en cualquier elaboración.
Así que, en conclusión, a la hora de elaborar un bizcocho es muy
importante elegir bien la técnica de elaboración que utilizamos, porque va a afectar
directamente a nuestro resultado. Tendremos que decidirnos por una u otra, en función de para qué estemos preparando el bizcocho.
Espero que os haya parecido interesante. A mi me ha servido para
resolver muchas dudas que tenía dando vueltas por la mente. Ya sabéis que
podéis dejarme cualquier comentario. Un saludo a todos y ¡feliz semana!
Interesante¡¡ Prefiero el esponjoso
ResponderEliminar¡Gracias por el comentario Mapaz!. Me alegro de que te haya parecido interesante. Yo también suelo preferir los bizcochos esponjosos, pero no puedo negar que a veces apetece uno más prietito, sobre todo para mojar en el café. ;)
Eliminaruna pinta muy muy buena, yo me quedo con el de la izquierda, me gustan más pesados! :D
ResponderEliminarYo acabo de hacer un blog y soy una novata, pero te lo dejo por si le quieres echar un vistazo o darme algún consejo. https://justfoodlovers.wordpress.com
¡Hola! ¡Bienvenida al mundo blog! Te agradezco mucho el comentario y ahora mismo me voy a dar una vuelta por el tuyo.
Eliminar¡Un saludo!