¡Hola a todos!. Esta semana nos vuelve a tocar cocinar... y no
cualquier cosa, ¡no!, nos toca uno de mis bizcochos favoritos. ¡Bieeeeeeen!.
Está más que bueno, os lo aseguro, es jugoso, suave, especiado... ¡delicioso!.
Un bizcocho con matrícula de honor, del que no se puede parar de comer: "Un
bizcocho 4 cuartos de pan de jengibre (Gingerbread)".
El uso del jengibre es ancestral, usándolo
ya los antiguos chinos y egipcios, posiblemente en ceremonias religiosas y como
tratamiento médico, ya que tiene propiedades que ayudan a la digestión y
elimina las nauseas. No está muy claro como llegó esta raíz a Europa. Algunos
opinan que ya la utilizaban los antiguos griegos, otros piensan que se introdujo
desde Asia a través de la ruta de la seda y otros que lo trajeron los cruzados
al volver a casa.
Sea como sea, el pan de jengibre es una receta que se conoce en todo el mundo. Una teoría bastante extendida sobre su origen, es que la trajo a Europa el
monje armenio Grégoire de Nicópolis, cuando vino a vivir a Francia. Desde allí
se extendió a toda Europa, donde podemos encontrar recetas similares en cada
país: como el "Pain d'épices" francés, el "Lebkuchen"
alemán, el "Piernik" polaco o el "Peperkoek" de Holanda.
Finalmente, fueron los colonos británicos los que llevaron esta receta al nuevo
mundo.
Recetas de pan de jengibre existen
millones. Yo he elaborado la mía de forma que podamos seguir practicando con la
técnica de las masas batidas ligeras. Como podéis comprobar en el detalle de la receta,
la base de la misma son los 4 ingredientes de cualquier bizcocho 4 cuartos, todos ellos en cantidades iguales: huevos, azúcar, harina
y mantequilla. A los que se les añaden los ingredientes típicos de un pan de
jengibre: melaza y mezcla de especias (después de probar varias mezclas, esta
la encontré en la página de King Arthur Flour,
y para mi es la mejor que he probado hasta el momento). Incluyendo, además,
otras materias que ayudan a aportar jugosidad y ligereza a la textura, como son
el impulsor, el bicarbonato y el yogur o crema agria. Una mezcla, ¡perfecta!.
Bizcocho 4 cuartos
de pan de jengibre (Gingerbread)
Ingredientes
- Para el bizcocho
- Huevos L - 5 uds
- Azúcar moreno - 300 g
- Melaza - 150 g
- Yogur griego o crema agria - 125 g
- Harina - 300 g
- Sal - 1/2 cdta
- Bicarbonato sódico -1/4 cdta
- Impulsor - 1 cdta (Levadura química)
- Mezcla de especias - 2 cda
- Mantequilla - 300 g
- Para la mezcla de especias
- Jengibre en polvo - 2'5 cdta
- Canela molida - 1'5 cdta
- Nuez moscada molida - 1 cdta
- Clavo de olor molido - 1/2 cdta
- Pimienta de Jamaica (Allspice) molida - 1/2 cdta
Elaboración
Comenzamos organizando todos los ingredientes y dejamos que se
atemperen a la temperatura ambiente. Mientras tanto, preparamos la mezcla de
especias. Si es necesario, pasamos por el molinillo o por el mortero aquellas
especias que no tengamos molidas. Una vez medidas, las mezclamos bien y separamos
las 2 cucharadas que vamos a necesitar para el bizcocho. Reservamos.
Derretimos la mantequilla y la reservamos
a parte para que temple mientras preparamos el resto de la masa. Precalentamos
el horno a 180 ºC, con el calor arriba y abajo y la rejilla un poco por debajo
de la mitad del horno. Encamisamos un molde de aro de unos 24-26 cm de diámetro
o similar, engrasándolo y enharinándolo.
Desclaramos los huevos y comenzamos a
montar las claras. Cuando empiecen a hacer picos, añadimos un poco menos de la
mitad del azúcar y las terminamos de montar hasta que estén firmes y brillantes.
Reservamos en un bol a parte.
Montamos las yemas con el resto del azúcar hasta que tripliquen su
volumen y la mezcla se vuelva pálida. Con ayuda de una lengua, agregamos el
yogur y la melaza. Tamizamos todos los ingredientes secos, es decir, harina,
sal, bicarbonato, impulsor y especias. Los incorporamos con movimientos
envolventes, teniendo cuidado de no batir enérgicamente para que no se bajen
las yemas. Agregamos la mantequilla derretida pero fría. Terminamos la masa
agregando las claras montadas en 2 ó 3 tandas. Traspasamos la masa al molde y
alisamos la superficie.
Horneamos unos 35-40 minutos o hasta que al pincharlo con un
palillo, éste salga limpio. Si utilizas un molde que no sea de aro, quizás te
tarde más tiempo en cocer, porque habrá menos masa en contacto con las paredes
del mismo. Al sacarlo del horno, lo dejamos templar unos 10 minutos dentro del
molde y después lo desmoldamos sobre una rejilla hasta que enfríe completamente.
Es mejor prepararlo de un día para otro, ya que gana en jugosidad
y se aprecian mejor los aromas de las distintas especias. Consérvalo en un
recipiente hermético o envuelto en papel film.
Para mi es uno de los bizcochos más ricos
que se pueden comer, jugoso y lleno de sabores. Me encanta acompañarlo de una
buena taza de café calentito y comérmelo pegada a la chimenea, tapada con una
mantita y disfrutando de los placeres del invierno. Espero que os guste y que
compartáis vuestros comentarios con todos nosotros. ¡Hasta la semana que viene!.
Puedo sustituir la melaza por miel?
ResponderEliminar¡Hola Marta! Puedes sustituir la melaza por miel perfectamente. Cambiará un poco el sabor, pero no afectará para nada a la masa. Para que sea lo más similar, yo utilizaría una miel oscura, de árbol, mejor que una de milflores, pero vamos, que tampoco es imprescindible. ¡Un besote!
Eliminar