¡Hola a todos!. Aquí estoy una semana más disfrutando del calor del veranito y de la repostería.
Aunque también soñando con poder, finalmente, disfrutar de unos días de playa (tengo los dedos cruzados desde junio, ¡espero que septiembre me conceda el deseo!).
En fin, que mientras sigo soñando, esta semana os propongo una receta que no puede ser más sencilla y más rica, las "Pastas Espejo o Diamante".
Estas pastas son realmente sorprendentes, porque no tienen textura de galleta y, cuando las muerdes, impactan en la boca. Recuerdan un poco a los nevaditos, con una envoltura de azúcar crujiente y con un puntito salado al final que "incita a comerte una más" (¡gracias Javi!).
La receta es para unas 70 pastas. Parece una barbaridad, pero son tan ligeras y sabrosas que... ¡desaparecen!.
Pastas "Espejo" o "Diamante"
(Para unas 70-75 unidades)
Ingredientes
- Para las pastas
- Mantequilla - 140 g
- Azúcar glace - 50 g
- Yema - 5 g (se utiliza parte de la yema del huevo para el rebozado)
- Harina - 200 g
- Sal - 3 g
- Para el rebozado
- Huevo - 1 ud
- Azúcar - 1 par de cucharadas colmadas
Elaboración
Desclaramos el huevo y batimos un poco la yema. Reservamos la clara.
Como siempre, la masa se puede preparar a mano o a máquina con la pala.
Batimos la mantequilla hasta que parezca pomada y añadimos el azúcar glace.
Cuando esté bien incorporado, agregamos los 5 g de yema y mezclamos bien.
La yema restante la mezclamos con la clara que nos había sobrado y reservamos el huevo.
Añadimos la harina tamizada y la sal. Mezclamos hasta que se forme la masa, teniendo cuidado de no sobrebatirla.
Dividimos la masa en dos partes y le damos forma de rulo.
Envolvemos cada rulo en papel film, mejoramos la forma, rodándolos un poco más y los refrigeramos hasta que endurezcan. Aproximadamente, una hora.
Pasado el tiempo de reposo, precalentamos el horno a 180 ºC.
Sacamos los rulos del film y los pintamos con huevo, ayudándonos de una brocha. ¡No uses un huevo nuevo, utiliza el resto de yema y clara que teníamos reservado!.
Después los emborrizamos, rebozándolos en azúcar.
Estos rulos se pueden congelar y así los tenemos preparados para utilizar
en cualquier momento. Sólo hay que sacarlos del congelador, dejar que se
atemperen mientras calentamos el horno y seguir con el proceso de elaboración.
Los cortamos en rodajitas finas, de unos 3-4 milímetros o lo más finitas que podáis.
Las colocamos de forma ordenada en una bandeja de horno, sobre papel de hornear. Hay que espaciarlas porque crecen al hornearlas.
Las horneamos unos 8-10 minutos o hasta que hayan dorado un poco. Al sacarlas del horno, dejamos que reposen un par de minutos en la bandeja y después las colocamos sobre una rejilla y las dejamos enfriar completamente. Ten cuidado porque son muy delicadas.
Una apuesta: ¡A ver quién puede dejarlas enfriar completamente antes de probarlas! ;)
Hay que conservar las pastas en un recipiente hermético, al abrigo de la
humedad, para que no pierdan su textura crujiente.
¡Buena semana a todos y felices pastas!
No he entendido que hago con el resto de yema y la clara.
ResponderEliminarHola Vilma, he vuelto a leer la entrada y es cierto que no queda muy claro.
EliminarEl resto de yema y la clara que nos sobran, se mezclan y se utilizan para rebozar los rulos. Primero los pintamos con el resto de yema y la clara, usando una brocha y, luego los pasamos por azúcar.
Espero haber aclarado tu duda.
¡Un saludo!
He aprovechado y he reescrito la entrada, creo que ahora ya no habrá problemas.
EliminarAcabo de hacer las pastas!! Qué ricas y que fáciles de hacer! ! Eso si, casi se me queman. .
ResponderEliminar¡Ey! ¡Qué genial! Me alegro de que te hayan resultado fáciles de hacer y de que al final no se te quemaran. Con estas pastas hay que tener cuidado con el horno porque pasan de coger color a quemarse en muy poco tiempo. Piensa que son muy finitas y que cada horno es un mundo. Espero que hayas disfrutado un montón haciéndolas y más... ¡comiéndolas!.
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