miércoles, 13 de agosto de 2014

Tarta "Minion" - Bizcocho de chocolate con trufa y chantilly


Hace unos meses hice una tarta muy divertida para un chico genial, alegre y divertido: Dani.

Dani es el hijo mayor de mi pareja y mi chico especial. Le quiero un montón y me encanta darle achuchones enormes apretando fuerte hasta que me gruñe porque no le dejo respirar, jeje. Cuando hago eso se que parezco una abuela besucona, pero es que es super achuchable y no puedo contenerme.

Me encanta hacerle tartas decoradas, porque las disfruta a muerte y su cara es el mejor premio que pueda tener. Aunque siempre me tiro un par de meses dándole vueltas al diseño. Y en este caso no pudo ser menos. Se me pasaron por la cabeza varias ideas ideas hasta que, casi en el último momento, una tomó forma: ¡Un minion!.


Estos son los "Minions" (por si no los conocéis)
El verano pasado estuvimos en un cine de verano, en la playa, viendo la segunda parte de "Gru, mi villano favorito". Nos lo pasamos genial en el "cine en el que se veían las estrellas", como decía la pequeña mirando al cielo y flipando porque no había techo. Comimos helado y palomitas dulces y nos reímos muchísimo con las aventuras de Gru y sus pequeños ayudantes.
No quiero hacer publicidad gratuita, pero la verdad es que la película es divertidísima y me reí como una enana. Aunque conmigo es fácil porque soy una gran fan de casi todas las pelis de dibujos.

Así que me puse manos a la obra y este fue el resultado:


¡Una tarta super divertida!


La idea inicial era hacer un minion de cuerpo entero, pero aún no andaba muy diestra con esto de las tartas decoradas y tuve algunos fallos.
Para haber podido hacer el muñeco entero, tendría que haber hecho una tarta más estrecha y con más pisos, sujetándolos con bases intermedias y varillas. Tendría que haber usado un bizcocho más consistente y crema de mantequilla que me ayudara a estructurar la tarta. Y claro, tampoco me valía la base para tartas que tenía, que era de cartón fino. Además, la tarta era para casi 20 personas. O sea, que el minion tendría que haber sido enorme.

Como no tenía previsto ninguno de estos factores tuve que improvisar. Monté las capas de bizcocho y relleno y observé la forma y tamaño del resultado final. Hacer el muñeco de cuerpo entero era ya casi imposible, pero… ¡podía hacer su cabeza!.
Ahora, con más experiencia y tartas en la espalda, he visto que hubiese estado chulo haber forrado la base con fondant, dándole aspecto de suelo roto o algo parecido, como si el minion lo hubiese atravesado con la cabeza. Creo que hubiese sido un detalle genial que hubiese completado la tarta perfectamente. Pero bueno, tampoco voy a ser mala conmigo misma, que para los conocimientos que tenía, el resultado fue más que perfecto.





A todo el mundo le encantó la tarta y le hicieron montones de fotos. Me dio un poco de pena que se le chafaran un par de pelos de la cabeza en el transporte, pero… ¡de todo se aprende!.

No os podéis imaginar la cara de sorpresa y felicidad que puso Dani cuando vio la tarta. No se podía creer que fuera su tarta de cumpleaños. Era la primera vez que tenía una tarta decorada para su cumple y se quedó alucinado. No se creía que la hubiese hecho yo y no hacía más que preguntarme cómo la había hecho. ¡Je, je!. Aún hoy, que ya me ha visto hacer muchas otras tartas decoradas, me lo sigue preguntando: pero, ¿cómo lo haces?.

Le hizo un montón de fotos para enseñárselas a todos sus amigos.
Le dejamos partirla e hizo lo que casi todos los niños de 9 años hubiesen hecho, o por lo menos eso creo, aunque a mí me descolocó un poco: atravesarle el cuchillo en la cabeza y hacerle aún más fotos. ¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡Animalito!.

Su alegría fue un regalo inmenso para mí. Pocas veces puedo disfrutar de las emociones que provoca mi trabajo y es algo inigualable.



Y encima estaba buenísima. Que voy a decir yo... ¡je, je!.

Como era una tarta infantil me centré en sabores sencillos: nata y chocolate. Hice mi mejor bizcocho de chocolate y lo bañe, bien bañado, en almíbar. Una tarta tiene que ser siempre muy jugosa.
Para el relleno fui alternando capas de chantilly (nata montada azucarada) y trufa. No recuerdo exactamente cuántas capas tenía, pero andaba por unas 8 capas de bizcocho y 7 de rellenos, ¡imaginad que rica!.

Siento no tener fotos del interior, con la emoción del momento, ni se me pasó por la cabeza...


Espero que os haya gustado tanto como a le gustó a Dani.




Y como siempre, ¡Buena semana y felices tartas!

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