¡Buenos días a todos!
¡Por fin es sábado!. Esta semana se ha hecho larguísima. Ya no recordaba lo duro que es estudiar e intentar seguir con tu vida a la vez. Muchas horas, mucho esfuerzo, poco dormir... bueno, tampoco voy a decir que duermo poco, que soy bastante marmotilla y lleva toda la vida costándome un montón salir de debajo de las sábanas. :)
En fin, para que negarlo, ¡que estoy disfrutando un montón!.
Hoy he pensado en darle un descanso al horno y a la ingesta de calorías, que cocinando tantas cosas ricas, es difícil mantener la línea y, presentaros una nueva tarta. La he llamado tarta "granjita" porque es la idea que me sirvió de inspiración.
Un inciso: Perdonad la calidad de las fotos. Las hice con el móvil antes de tener el blog y ser consciente de que las iba a necesitar tiempo después.
Seguimos...
Personalmente creo que es la tarta más bonita y tierna que he hecho nunca.
Prácticamente acababa de empezar a introducirme en el mundo de las tartas decoradas y para echarme un cable, algunos amigos me encargaron algunos diseños. Entre ellos, este.
Lucía es la hija de mi amiga y mejor profesora de flauta del mundo, Marta. Por aquellas fechas cumplía 2 añitos y a Marta se le ocurrió darle una sorpresa enorme con una tarta muy especial.
He de reconocer que para mi fue todo un descubrimiento a muchos niveles. Primero, a nivel de desarrollo personal, porque mi soltura haciendo figurillas era nula y esta tarta suponía todo un reto y, segundo, al encontrar a una niña pequeña que no fuese adicta a ningún dibujo animado comercial.
Os aseguro que fue algo muy sorprendente porque todos los niños pequeños con los que me había cruzado, ya eran fans incondicionales de algún muñeco o similar, incluso los más chiquititos con 2-3 años. ¡Un horror!.
Así que cuando le pregunté a Marta sobre cuales eran los dibujos preferidos de Lucía y me dijo que no tenía ninguno y que casi no veía la tele, me dejó completamente descolocada. Ostras... y ahora, ¿sobre qué hago la tarta?.
Reconozco que yo también me había hecho cómoda, ya que utilizar dibujos comerciales para decorar las tartas siempre me había asegurado el éxito. Menos mal que Marta me devolvió a la tierra de la sencillez y me dijo: ahora está descubriendo los animales de granja, las vaquitas, los cerditos, etc. ¿Puedes hacer algo así?.
¡Pues claro!. Era una idea sencilla, tierna y realmente infantil. ¡Una preciosidad!.
El diseño fue evolucionando poco a poco.
Primero moldeé una vaquita preciosa con una mariposa en la patita. Pensé que iba a ser una figura difícil de hacer, pero una vez que te pones al final resulta bastante sencilla. Sólo hay que tener paciencia dejando secar bien las uniones y la patita en alto, que estuvo toda una noche secando apoyada en un botecito de colorante. ;)
Para acompañar a la vaquita pensé en un cerdito o en una ovejita. Me decidí por la segunda porque la tarta era para una niña y resultaba super cuqui con sus coloretes y la flor en la cabeza. También es una figura sencilla de realizar. Acabas un poco cansado de hacer bolitas de lana, pero el resultado final es genial.
Cuando ya tenía las figuras principales, me puse a pensar en cómo acompañarlas.
Hice muchas flores de colores de distintos tamaños, unas ranitas monísimas, pajaritos, más mariposas, una valla, un cartel de felicitación, como si fuera el cartel de entrada con el nombre de la granja y un 2 enorme para representar los años que cumplía.
Al final quedó un paisaje tan dulce y angelical cómo la propia Lucía.
Os habréis fijado en que la tarta no va cubierta de fondant. Es casi un mantra personal utilizar el fondant en su justa medida. Hay veces que no queda otra y tienes que cubrir la tarta completamente, lo que te lleva a no poder usar cremas con base de nata, porque son muy húmedas, a tener que abusar de la mantequilla... total, que si puedo, lo evito.
Por suerte, Marta estaba de acuerdo. Así que sólo puse una lámina de fondant sobre la parte superior de la tarta para evitar que las figuras se deshicieran en contacto con la humedad de la crema de queso.
Y para darle un toque aún más de granja, apliqué la crema dándole un diseño de cesta con la manga pastelera.
Marta me dió carta libre a la hora de decidir los sabores de la tarta. Me decidí por algo que nunca falla tanto para niños como para mayores: las fresas con nata. Un clásico que se puede reelaborar y actualizar con sencillez.
El bizcocho, que yo llamo de terciopelo, es el famoso bizcocho "Red velvet" de numerosas recetas de cupcakes y tartas americanas, pero sin tintar. Para mí fue un gran descubrimiento. Es un bizcocho realmente jugoso, lleno de matices y con un delicado sabor a cacao. Intentando hacerlo más saludable, evito echarle kilos de colorante y lo elaboro con aceite de girasol, en vez de con mantequilla. El resultado es aún más ligero y está realmente riquísimo. Es tan jugoso que no hace falta almibararlo.
Para el relleno me gusta combinar una capa de crema de queso con trocitos de fruta fresca y para la capa superior hago una compota de fresones casera.
La crema de queso mascarpone, hecha a base de nata y queso, es el remate fundamental para reunir los sabores y crear una composición exquisita.
Espero que os haya gustado.
¡Buen fin de semana a todos y felices tartas!
Una tarta preciosa. El detalle de los animalitos pequeños es genial. :)
ResponderEliminar¡Gracias Antonio!. La verdad es que la tarta quedaba muy vacía y fue una gran idea completarla con los animalitos pequeños. Me alegro de que tu también lo veas así. :)
EliminarDoy fe que la tarta además de preciosisima, estaba ESPECTACULAR de buena! Super jugosa y nada nada empachosa.
ResponderEliminarLucía y sus primos fliparon con los animalitos!
!Muchísimas gracias Marta!. Eres un amor. Fue un placer hacer esta tarta y me alegro de que os gustara tanto. Muchas gracias por confiar en mi y encargármela.
Eliminar