Hace un par de semanas hice una tarta, de esas que te dejan muy
buen sabor de boca cuando la terminas, por lo bonita que te ha quedado y por el
significado que tiene.
Me la encargó Dani, un gran amigo y compañero de clase. Era el
cumple de su abuela y quería sorprenderla con algo completamente distinto.
Tenía que ser algo muy especial porque la mujer llevaba un año muy duro, con
algunos sustillos gordos.
Hablamos largo y tendido sobre la tarta. Dani no tenía muy claro que es lo que quería. Así que le fui orientando sobre las distintas posibilidades que se me ocurrían: tarta más o menos tradicional, redonda o cuadrada, cubierta de fondant o con cremas, con figuras de azúcar….
Le gustaba la idea de hacer algo con fondant. Podíamos representar
las aficiones de su abuela, haciendo una tarta en forma de costurero o algo
similar.
Al final se decidió por una tarta cubierta de crema, de corte más
moderno y con una figura de su abuela, acompañada de algunos elementos relacionados
con sus intereses. Iba a quedar preciosa.
Pero… faltaba algo… no podíamos olvidarnos de su abuelo, que si no
"se iba a poner celosón",
cómo me dijo Dani tan tiernamente.
Para personalizar los personajes le pedí que me mandara fotos recientes
de sus abuelos, en las que estuvieran vestidos con la indumentaria que llevan de
forma más habitual. Me mandó una foto de su abuela con uno de sus modelos
favoritos y me dijo que al abuelo le vistiera de traje y corbata, porque "es muy coqueto y siempre va hecho un pincel".
Así que hice las figuritas copiando los cortes de pelo, las gafas,
el color de los ojos y las vestimentas.
Ya era bastante fácil que se reconocieran, pero aún había que
darle una vuelta más…
Dani me dijo que a su abuela le encanta la costura y que es una
magnífica cocinera. Creo que su cocido es... ¡legendario!. La costura me dio la
idea de hacer una tarta con volantes. Ahora están bastante de moda y creo que
son una preciosidad.
Para representar su pasión por la cocina se me ocurrió colocarla
detrás de una mesa de cocinar, acompañada de un pote y de algunos ingredientes
típicos de un cocido: un repollo, unos choricillos con su moho, unas zanahorias…
Quedó super cuco.
En cuanto al abuelo, pues es arquitecto y se ha pasado la vida
rodeado de planos. Así que en su ladito de la mesa coloqué unos planos hechos a
la antigua usanza, con regla, escuadra y cartabón.
Y… ¡voilà!. Aquí los tenéis:
¡Para comérselos!
En cuanto a los sabores de la tarta, pues siempre sugiero hacerlos
del gusto favorito del cumpleañero. En este caso… ¡de chocolate!, que era el sabor preferido de la abuela.
Para intentar salir de las ideas más tradicionales, trufas,
natas, etc., le propuse a Dani hacer algo más atrevido con fruta de temporada.
Cómo ya estábamos en época de naranjas, podía ser una combinación genial
integrarlas en una tarta de chocolate. A él le gustó la idea y me puse manos a
la obra.
Al final me decidí por hacer un bizcocho de chocolate intenso super
esponjoso e incorporar la naranja en compota y en crema de mantequilla.
Siempre me gusta almibarar bien los bizcochos para que las tartas
sean super jugosas. Llevarse a la boca una tarta con el bizcocho seco es de lo
más frustrante. En este caso, usé un almíbar de chocolate para reforzar el
sabor del bizcocho.
Para el relleno preparé una sencilla compota casera de naranja.
Aporta jugosidad y es el componente que da más sabor a naranja.
Y para dar cremosidad, rellené y cubrí la tarta con una crema de
mantequilla de naranja.
La forma más fácil de hacer una crema de mantequilla de
naranja es batir la mantequilla con el azúcar y añadir unas gotas de esencia. Personalmente, siempre que puedo, prefiero buscar los aromas en los propios ingredientes e intentar evitar las
esencias. Estuve probando distintas combinaciones de mantequilla y zumo de naranja, pero el sabor se quedaba muy
atenuado. Así que al final me decidí a incorporar un “orange curd”, que es una
crema con base de huevo, de sabor intenso y que se puede hacer casi con cualquier
fruta.
En el interior coloqué la crema tal cual y para el exterior, le añadí un poco de colorante alimentario buscando más vistosidad y un color más vivo.
Quedó… ¡exquisita y preciosa!
Espero que os haya gustado tanto como a mí, que disfruté como una enana preparando una sorpresa tan deliciosa.
¡Buen fin de semana y felices tartas!
Entrañable parejita¡¡¡¡¡¡ Me encantan¡¡ y los volantes de naranja me gustaría lamerlos
ResponderEliminar¿Verdad que son monísimos?. La verdad es que estoy muy orgullosa del resultado. Y la crema de naranja... ¡Increíble!. Realmente daban ganas de comérsela entera.
EliminarQué artista!!Toda una obra de arte! Me encanta.
ResponderEliminar¡Muchas gracias Marta!. Me dijeron que les gustó tanto que decidieron guardar a los abuelitos. ¡Un detalle precioso!
EliminarSin duda, la mejor tarta que he probado en toda mi vida. Una mezcla de chocolate con naranja espectacular. ¡¡¡Mil gracias!!!
ResponderEliminar¡Menudo piropazo! ¡¡Muchísimas gracias Dani!! Te agradezco enormemente el haber podido hacer una tarta tan tierna y llena de cariño, ha sido una experiencia preciosa. Y encima me salió riquísima.... ¡Bieeeeennnnn!
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