¡Buenas tardes a todos!. Ya estamos en Diciembre y ahora ya si que
huele a Navidad. ¡Bieeeeeeeeeeen!. Ains, que ganas de encender el horno, hacer
galletas, bizcochos, abrir los botes de especias, encender la chimenea, llenar
la casa de adornitos... ¿Os apuntáis?. Vamos a ponernos en Navidad Modo ON y a
disfrutar con varias propuestas de postres deliciosos para que triunféis en
vuestras comidas/cenas familiares. Pero, por supuesto, relacionadas con la
práctica de la técnica de las masas batidas ligeras en la que
nos encontramos inmersos, que no quiero distraerme.
Esta semana empezaremos con una delicada, suave y exquisita "Carlota
o Charlota de caqui y mandarina". Es una receta que me inventé hace unas
semanas, cuando mi chico llegó a casa con un montón de caquis recién
recolectados, que le había regalado un amigo al que visitó en Valencia. Estoy
como loca por compartirla con vosotros porque es sencillísima y es
indescriptible lo rica que está, todo un éxito.
Los caquis me encantan y cuando los vi, me
tiré como loca a por ellos. Pero mi chico me frenó y me dijo que eran Persimón
y que venían sin tratar. En ese momento, se me hizo un nudo cerebral. Mira que
esto de producir frutas y hortalizas es lo que más estudié en la carrera, pero
yo creo que de caquis vimos muy poquito o más bien nada y además, como siempre
me he dedicado a la Jardinería... pues ni idea de lo que hablaba. Así que me
puse a investigar.
El caqui o kaki que consumimos en España, de nombre científico Diospyros kaki, proviene de China y Japón y llegó a nuestro país en la segunda
mitad del siglo XIX. La variedad que actualmente más se cultiva es la
"Rojo Brillante", que surgió de forma espontánea por siembre de
semillas y que está amparada por la denominación de origen "Kaki Ribera del Xúquer".
Esta variedad se puede consumir de forma
"Clásica" o de forma "Persimón", siendo siempre la misma fruta. Aquí
está el quid de la cuestión. Si los caquis se recolectan en su óptimo de
madurez, es decir, de la forma "Clásica", son frutas muy blandas y
jugosas, de piel débil y que se tienen que comer con cuchara. El momento idóneo
para comerlos es casi cuando están pasados y la pulpa parece una pasta, ya que
los frutos han alcanzado su máximo de azúcares. Pero claro, así no hay quien
los transporte sin tener unas pérdidas enormes por rotura de la fruta.
Para solucionar este "problema",
a alguien se le ocurrió recolectar los caquis en verde para que fueran más resistentes
al transporte, es decir, en forma "Persimón". Lo malo es que esta
fruta, cuando está inmadura, es muy astringente, por su alto contenido en
taninos. Para eliminar la astringencia, los caquis "Persimón" son
sometidos a una maduración por etileno o etanol en cámara controlada, de forma
que llegan a su punto óptimo de consumo conservando la pulpa dura. De esta
forma resisten el transporte y se consumen igual que cualquier manzana,
pudiendo pelarlos y manteniendo el mismo sabor que la forma "Clásica".
Hasta aquí, todo
genial. Porque al fin y al cabo, cuando vas a la frutería, compras los caquis y
te da igual si son de una u otra forma, porque están listos para consumir.
Pero, ¿qué haces si te los regalan recién cogidos de árbol, duros como
piedras?. Pues madurarlos, claro.
Caquis madurando con manzanas |
Para madurar un caqui "Persimón" hay varias opciones:
- Una, esperar. Si dejas el fruto a temperatura ambiente, irá madurando lentamente, aunque puede tardar bastante tiempo.
- Otra, acelerar la maduración. Para ello, simplemente tienes que poner los caquis en una bolsa o en un recipiente que luego cierres con film, junto con unas manzanas o unos plátanos. Estas frutas también siguen madurando después de recolectarlas y en este proceso producen etileno de forma natural, que podemos aprovechar para nuestros caquis. Dependiendo del tamaño de éstos, tardarán entre 3-5 días. Puedes ir comprobando su óptimo tocándolos y viendo si están más blanditos.
- Parece ser que también puedes ayudar a los caquis a madurar untándolos o metiéndolos en un recipiente con un vasito de una bebida alcohólica fuerte, tipo cognac, aunque esta forma no se si funciona porque no la he probado.
Bueno, no me enrollo más, vamos con la receta. No os adelanto
mucho porque es sencillísima. Para hacer esta "Carlota o Charlota
de caqui y mandarina" simplemente
necesitaremos bizcochos de Soletilla bañados en almíbar de mandarina, que
puedes elaborarlos en casa con mi receta o comprarlos ya hechos, y una mousse de
caquis a base de puré de la fruta y nata montada. Finalmente, remataremos la
carlota con una gelatina de mandarinas que le dará una elegancia final
perfecta. ¡Vamos allá!.
Carlota o Charlota
de caqui y mandarina
Ingredientes
- Para el exterior y la decoración
- Soletillas - 24-26 uds
- Zumo de mandarina - 600 ml (8-10 uds)
- Azúcar - 250 g
- Hojas de gelatina - 2 uds
- Para la mousse de caqui
- Puré de caqui - 700 g (3-4 caquis)
- Nata para montar - 400 g
- Azúcar - 100 g
- Hojas de gelatina - 6 uds
Elaboración
Comenzamos preparando el almíbar de mandarina. Para ello
exprimimos las mandarinas, hasta obtener unos 600 ml y colamos el zumo en una
olla. Añadimos el azúcar, mezclamos bien y ponemos a calentar. Una vez que
comience a hervir, mantenemos a fuego medio unos 4-5 minutos para que espese un
poquito. Pasado el tiempo, retiramos del fuego y dejamos templar a temperatura
ambiente.
Preparamos un molde desmontable de unos
24-26 cm de diámetro. Esta carlota es muy difícil de desmoldar, así que hay que
preveerlo. La forma menos complicada es no retirarla de la base del molde y
usar ésta como plato de servir, entonces es mejor protegerla con un poco de
papel de hornear. Sin embargo, si buscáis una mejor presencia, podéis utilizar
sólo los laterales del molde desmontable y montar la carlota directamente en el
plato de servir o, usar el molde completo y congelarla para poder moverla con facilidad.
Utilizando el lateral del molde para
guiarnos, cortamos los bizcochos de soletilla de forma que queden un poco por
encima del borde del mismo. Los bañamos ligeramente en el almíbar de mandarina,
retirando el exceso de zumo, y los distribuimos bien colocaditos por todo el
lateral y la base de la carlota. Reservamos en la nevera. El almíbar que sobra,
lo colamos y lo guardamos para la decoración final,
A continuación, ponemos a hidratar en agua fría las 6 hojas de
gelatina. Después, pelamos los caquis y los trituramos con una batidora de
mano. Pasamos el puré por un colador fino y en un bol grande pesamos los 700 g
que necesitamos. En un cazo, calentamos unas cucharadas de la nata para montar,
sin que hierva. Disolvemos en esa nata la gelatina y reservamos a temperatura
ambiente hasta que temple.
Cuando la mezcla de nata y gelatina ya no
queme, pero siga fluida, semimontamos el resto de la nata con el azúcar, hasta
que esté un poco firme y comience a hacer picos. No hay que montarla
completamente para evitar que se corte por exceso de batido al mezclarla con el
puré.
Ahora hay que actuar rápidamente porque
con el frío del puré y la nata, se cuaja la gelatina. Añadimos la mezcla de
nata y gelatina al puré de caqui, colándola con un colador fino, y mezclamos bien con
una varilla. Después incorporamos la mitad de la nata semimontada con una
lengua y movimientos envolventes. Cuando se haya mezclado bien, agregamos el
resto y terminamos de mezclar. Vertemos en el molde con las soletillas,
golpeamos contra la mesa para que la mousse se asiente bien, alisamos y
guardamos en la nevera hasta que solidifique. Tardará unas 4-6 horas.
Pasado este tiempo, hidratamos una hoja de gelatina y la
disolvemos en unos 200 ml del almíbar de mandarina que nos sobró, bien colado.
Cuando haya templado, vertemos sobre la mousse de caqui ya cuajada y guardamos
en la nevera hasta que endurezca. Normalmente, en menos de una hora ya estará
lista para servir.
Sácala con tiempo de la nevera para que se atempere y se muestren mejor los sabores. El resultado final es una mousse delicadísima y muy suave, con un
contraste maravilloso entre el dulzor del caqui y la acidez de la mandarina.
Espero que os lancéis a probar esta receta y que me contéis que tal el
resultado.
Puedo decir que la he probado y es deliciosa
ResponderEliminarNo se quien de todos eres, pero... ¡muchas gracias por el comentario!. Mira que estaba buena, ¿verdad?. Me encanta cuando la idea que tienes en la cabeza, a la que llevas dando vueltas tiempo, se convierte en realidad y no sólo funciona, sino que es exquisita. ¡Un postre nuevo que espero que disfrutemos muchos años!. Besotes. :)
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