Magdalenas

Magdalenas. Tal cual. Como las que hacían nuestras abuelas. Sencillas y deliciosas magdalenas. ¿Hay algo más rico?.

Los primeros documentos en español en los que se mencionan a las "Magdalenas" datan de mediados del siglo XIX y se corresponden con el término francés "Madeleine".

Existen varias teorías sobre su origen. La más extendida e incluso aceptada por la RAE, considera que la palabra deriva del nombre de pila de Madeleine Paumier, cocinera francesa a la que se atribuye su invención y quién parece que elaboró estos pasteles para el rey de Polonia, Stanislas Leszczynski, en su palacio de Commercy (Lorena, Francia).

Sin embargo, según Joan Corominas, filólogo y etimólogo español, el nombre habría surgido en alusión a María Magdalena, ya que al mojar el dulce en una infusión o café, luego gotea "llorando como una Magdalena".

Y también hay quien se remonta a la época de los peregrinajes a Santiago de Compostela, tiempo en el que una joven llamada Magdalena ofrecía a los peregrinos unos pastelitos en forma de concha (símbolo de Santiago). Aprovechando después estos caminos para extenderse por toda España.

Sea como sea, están riquísimas y su receta no puede ser más sencilla. Una mezcla de huevos, azúcar, aceite, harina y algún aroma.

Antiguamente se solía aromatizar el aceite calentándolo con unas pieles de limón. Esta técnica también se utiliza para elaborar las rosquillas tradicionales.
Ahora se suele añadir directamente la ralladura de limón, con lo que se consigue acentuar más el aroma.
Aunque también se puede sustituir por otros aromatizantes, como ralladura de naranja, vainilla, almendra, etc.

La formación de la cresta típica de las magdalenas tiene una explicación muy sencilla que se puede aplicar a todos aquellos bizcochos que se elaboren en un molde.

Cuando metemos un molde en el horno, éste se calienta rápidamente y la masa que está en contacto directo con sus paredes se coagula y endurece, mientras que el interior sigue líquido.
Al calentarse, el impulsor (levadura química) comienza a producir gas carbónico, que buscando escapar, empuja la masa del centro, haciendo que se forme la cresta característica.

Magdalenas

(Para unas 16 unidades)

Ingredientes

• Azúcar - 200 g
• Huevos L - 2 uds
• Aceite de girasol - 100 g
• Leche entera - 165 g
• Harina - 250 g
• Impulsor - 10 g (levadura química)
• Aroma - Ralladura de limón o naranja, extracto de vainilla, etc. (opcional y al gusto)
• Azúcar para espolvorear (decoración)

Elaboración

Preparamos todos los ingredientes para que se atemperen. Podéis añadir el aroma que os apetezca, en las fotos aparece el extracto de vainilla.

Comenzamos batiendo los huevos junto con el azúcar enérgicamente hasta que tripliquen su volumen y la mezcla se aclare.

Tened cuidado de no dejar mucho rato en contacto las yemas con el azúcar, porque se queman y luego quedan grumos.

Añadimos los líquidos, aceite y leche, y el aroma. mezclando con una lengua cuidadosamente.

Incorporamos la harina y el impulsor tamizados, con movimientos suaves y envolventes. La mezcla final es muy ligera y líquida.

Tapamos el bol y dejamos reposar la masa, a temperatura ambiente, unos 15-30 minutos.

Mientras tanto podemos preparar la bandeja para magdalenas colocando las cápsulas de papel o encamisando cada molde de forma individual.
Las magdalenas se pueden hornear directamente en las cápsulas, fuera del molde. Salen igual de ricas pero amorfas, porque la fuerza de la masa hace que se deformen completamente.

A los 15 minutos de reposo, encendemos el horno a 180 ºC, con la función de arriba y abajo.

Cuando hayan pasado los 30 minutos la masa habrá sufrido una transformación. Tendrá más cuerpo y será menos líquida.

Con ayuda de una cuchara, una manga pastelera o utilizando un sacabolas de helado, distribuimos la masa en los moldes, llenado unas 3/4 partes de los mismos.

Después espolvoreamos cada uno con un poco de azúcar.

Horneamos durante unos 15-17 minutos o hasta que estén doraditas y al pincharlas el palillo salga limpio.

Al sacarlas del horno, las dejamos templar un par de minutos en la bandeja y luego las sacamos a una rejilla para que terminen de enfriar.

Son tan sencillas de elaborar y tan ricas que cuando hayáis hecho magdalenas en casa, ¡jamás las volveréis a comprar!.

A mi me encanta partirlas por la mitad y hacer un sandwich con un cachito de chocolate negro....

¡Te mueres!


¿A qué esperas?.... ¡Venga!... ¡A preparar los ingredientes!... :)

¡Buena semana y felices magdalenas!